Primer día de clases (Libre)

—Pórtate bien, Mari, ¡y haz amigos! —Se despidió el hombre de cuarenta y algo de años de la chica, sonriéndole.

—Lo haré, papá —le dijo ella mientras acomodaba un poco su ropa y cargaba la mochila negra en su hombro y caminó rápidamente al plantel educativo en donde cursaría tercer año de secundaria.
Las clases empezaban apenas ese día, así que no quería causar una mala impresión llegando tarde. Entró por la puerta delantera, recorrió los pasillos y llegó a su salón de clases. No sabía cómo sentirse, pues no llegó con la esperanza de hacer amigos. Simplemente decidió ignorar las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor y sacó una libreta de dibujos, donde comenzó a trazar líneas con el lápiz que para ella significaban un boceto.

Los minutos pasaron y escuchó el timbre, pero estaba tan concentrada en su dibujo que no se percató de él, como si lo escuchara y a la vez no lo hiciera. El profesor de Matemáticas abrió la puerta y entró al salón. Distraídamente ella continuó dibujando, hasta que sintió que le arrebataban la libreta, arruinando el boceto al dejar una horrible línea que se produjo al deslizar la libreta aun con el lápiz sobre ella. Mari se sobresaltó ante la repentina perturbación y miró de inmediato quién había sido el responsable.

—Empezamos mal, señorita Kageshi —decepcionado, retiró la libreta de su mesa y la colocó sobre su escritorio. La chica castaña estaba algo roja de la vergüenza de no haber notado al profesor, pero trató de olvidarla y prestar atención a la clase. El profesor estaba por comenzar a explicar, pero algo irrumpió en el salón de clases...

El día era bastante bueno o al menos para la mayoría de la gente, pero no para esa chica que ya estaba llegando tarde a su primer día de clases, le importaba poco dar mala impresión, pero no le gustaba escuchar regaños de los adultos y sabía que le esperaba uno.

Mientras corría buscando su salón se acomodaba su ropa, la cual estaba desordenada por no tuvo tiempo para prepararse, estaba completamente desaliñada, pero ya que ¿No podía ser peor, no?. Cuando al fin encontró el que era su salón, se preparo para inventar una escusa para su irresponsabilidad.

Toco la puerta suavemente y se dispuso a abrir la puerta y prepararse para el espectáculo que iba a dar ahí, seguro habrían burlas, nada más le quedaría hacer oídos sordos a eso.

-Disculpe... -Hablo bajo al ver la mirada del maestro sobre ella, y no solo del maestro, si no que de todos los de la clase, menos algunos que no le tomaron la suficiente atención, cosa que agradecía, menos gente presenciado el espectáculo que allí iba a ocurrir. -Lamento llegar tarde... Pero tuve problemas... -Pocas veces se avergonzaba pero ya veía como estaban burlandose de ella, y disfrazo su ira con vergüenza.

---Señorita... eh... ---revisó el docente su lista para comprobar el nombre de la chica, ya que de algo no le sonaba conocida y le habían dicho que habían dos nuevas. Por eliminación, el único nombre que podría portar aquella chica era Vitani Valentine. --- Valentine, llega algo tarde.

Mari dirigió la vista ante la llegada, aunque trató de que no hubiese contacto visual y sólo lo hizo por escasos segundos. Sabe lo que es ser el centro de atención por un descuido, una sensación amarga.

---Mmm, ¿acaso tardó escogiendo su atuendo? Quizás deba saber que en esta escuela el uniforme es obligatorio para la asistencia a clases.

Mari se percató entonces de una cosa: Había olvidado por completo el uniforme y el suéter que ahora usaba tenía similitud con el de la escuela, así que no se había notado, así que posiblemente eso la habría encubierto por el momento, pero el profesor no tardaría en darse cuenta.

-Yo...-Se mordió el labio inferior con rabia, se le había olvidado completamente aquello. Trago saliva y respiro intentando olvidarse que era el centro de atención-Lo lamento, fue un descuido mió...

Escucho claramente como estaban susurrando ciertas palabras como ''perra'' Si se vestía extravagante, pero no era porque fuera una puta como esas chicas sin conocerla ya la estaban etiquetando y seguro lo que pasaba por la mente del maestro al verla vestida con un vestido rojo ajustado era la misma que la de sus alumnos.

-Bien, al menos me presente ¿no? Me disculpo enserio... Se me olvido por completo, ¿que hará?-Al ver solo la mirada del maestro ya se imaginaba la respuesta, y le molestaba saber o más bien imaginarse lo que pasaría y ser la burla de unos patéticos chicos que ni sabían sobre que estaba parados.

Miro con un leve odio a una de las chicas que estaba hablando de ella y luego se dirigió al profesor esperando su respuesta...

El profesor pensó "cada día estas chicas se visten más como prostitutas". Finalmente respondió que debía llamar a casa para que le trajeran el uniforme y cambiarse en los baños para poder acceder al aula.

La castaña, sabiendo que su padre estaría en el trabajo y no podría llevarle su uniforme, susurró rápidamente un hechizo que cambiaría sus ropas. Fue discreto por suerte, pero aun así tenía miedo de ser descubierta.

Pensó para si misma ''Viejo pervertido, solo esta mirando mi pecho ya de seguro me puso una etiqueta...'' Ignoro lo que pensaba y miro a todos los chicos y chicas, y noto algo que le llamo demasiado la atención. ¿Esa chica se había cambiado de ropa de la nada? Una bruja... En seguida pensó en hablarle, le llamaban mucho la atención las brujas, pero eso sería después, ahora se tendría que hacer cargo de su error.

-Con permiso, profesor, llamaré a mi madre ahora-Salio del salón dejando atrás todas las miradas y los prejuicios que habían en ellas, sabía que habría algo bueno de todo esto, conocería a una bruja de su edad y no una como de 40 años -como era el caso de su padrastro-

Llamo a su madre y escucho el regaño de su madre por su celular, al rato se le entrego su uniforme y se cambio en los baños de la escuela. Se miro al espejo y solo pensó ''Esto es de muy mal gusto'' Se acomodo la ropa para intentar que se viera un poco mejor y se fue al salón de clases. Toco la puerta y entro en el.

-Bueno, ahora si... ¿Donde me siento?- Miraba los asientos que no tenían ocupantes, y parecía que al lado de todos una mirada prejuiciosa se encontraba.

El profesor le dijo que se sentará donde quisiera, y obviamente por su curiosidad al ver que había un espacio cerca de esa chica que era una bruja decidió sentarse ahí, la miro unos segundos y ya se imagina que la pasaría muy bien en ese lugar.

Mientras tanto en medio de la ciudad se encontraba un hombre con ropa de cierto aspecto formal caminando tranquilamente silbando tranquilamente, aunque con una sonrisa que transmitía cierta malicia.
Hasta que luego de unos momentos se detiene como intrigado sintiendo algo.

-Curioso siento unas presencias sobrenaturales en esta ciudad... Creo echare una mirada por curiosidad, quizás me encuentre con algo interesante jijiji-Dijo finalizando con una risilla algo escalofriante hablando para si en voz alta casi como si hablara con otra persona mientras se dirigía a donde sentía esas presencias.

Mari se sintió levemente nerviosa al tener a esa chica de tan provocativa ropa alrededor. No sabía por qué, pero no le gustaba estar cerca de gente que se vistiese así. Aunque sabía que era incorrecto juzgar a alguien por su vestimenta, igual tenía esa reacción. Tampoco se iba a dedicar a juzgarla o a decirle algo que no es, simplemente procuró prestar atención a las complicadas ecuaciones de dos incógnitas que tanto odiaba.

Así que rápidamente el tema de Vitani Valentine se alejó de sus pensamientos. Sólo estaban X y Y.

Noto el nerviosismo de la chica, y dejo de mirarla para ponerle atención a los problemas... ¡Como los odiaba! Odiaba más aun que su madre la mandara a estudiar, pero bueno, tenía que hacerle caso o si no era estar al lado de su padre... Y no le agradaba la idea.

No quería hacer esos estúpidos ejercicios y comenzó a dibujar alrededor de la hoja de su cuaderno, pensando en como sería su estadía en ese lugar y si esa bruja estaría de su parte o no, las brujas eran muy buenas ayudantes para los demonios y humanos normales en general.

Cuando noto que el maestro la miraba de reojo, suspiro para si misma y empezó a hacer los problemas, no eran difíciles, los resolvió rápidamente y volvió a su imaginación.

Aunque algo en ella le decía que la cosa iba a estar tensa de alguna forma... Estaba metida en sus pensamientos positivos, claro, pero solo positivos a su favor en todo sentido, si no el juego de la vida no era divertido.

Terminó finalmente de hacer los problemas, le llevó toda la clase. Anotó los cinco problemas que eran para la tarea y el timbre sonó. Suspiró, el tiempo fue muy exacto para ella y eso de alguna manera lo sentía un tanto estresante, ya que cualquier error podría generar que la clase fuera demasiado rápida para ella y no comprendiera algo.

Por suerte, logró finalmente aprender uno de los tantos métodos que existían para esas ecuacioones tan odiosas, quizás así lograra no reprobar Matemáticas este año.

Tomó sus cosas y fue al otro salón donde tomaría la siguiente clase. Una que le gustaba más: Arte.

Mientras ellas se encontraban en clases no muy lejos en uno de los arboles el se encontraba sobre un árbol viéndolas por la ventana poniendo sus dedos alrededor de su ojo como un telescopio mientras sonreía con su típica sonrisa maliciosa.

-Cielos valla sorpresa una bruja y una demonio en una escuela común y corriente interesante jijiji-Seguía hablando consigo mismo en voz alta observando lo que sucedía en las clases a distancia.

Al escuchar el timbre salió de su imaginación, no se esperaba que el tiempo pasará tan rápido, de hecho no esperaba tal precisión.

Tomo todas sus cosas y se dirigió a la siguiente clase, no recordaba cual era la siguiente, si no se equivocaba era arte, al menos tendría tiempo para que su imaginación fluyera por un buen rato.

Observo por la ventana se sentía extraña, algo había por allí, luego pensó que seguro estaba paranoica por todos los momentos tensos que vivió en el pasado y se dispuso a salir tranquilamente del salón.

Mari se sentó en algún lugar al frente y vio que la profesora de Artes ya estaba ahí, la saludó con amabilidad y la docente devolvió el saludo. "Al menos ella parece más amable que el profesor de Matemáticas" pensó ella.

Miró distraídamente por la ventana, en la cual se veía un frondoso árbol. Por alguna razón le gustaba ver los árboles. Pero el timbre sonó de nuevo y eso significaba el inicio de la clase, así que debió regresar su vista a la profesora. El primer dibujo que encargó fue cualquier cosa que quisieran dibujar, pero debían utilizar únicamente lápices de colores y sin hacer un boceto previo. Eso le pareció un tanto difícil, pero no pudo quejarse. Igual le gustaba usar esos lápices.

Esta clase no sería tan estresante como la anterior, seguramente.

En cuanto entro saludo a su maestra, esta correspondió el saludo y enseguida pensó que al menos con ella no habría problemas.

Se sentó en un lugar bastante apartado de los demás, en esa clase quería poner su energía sin distraerse con algo. En cuanto digo de que seria el primer dibujo, pensó en que hacer, sabía que sería difícil ya que no se podía hacer un boceto previo, sin embargo puso sus manos a la obra.

Aun tenía una sensación extraña, además aunque estuviera concentrada no podía dejar de llamarle la atención aquella bruja, quería hablarle, pero al parecer era bastante tímida por lo que no sabía como hacerlo sin dejar un desastre.

Suspiro para si misma y pensó ''Al final las cosas saldrán bien, solo tengo que pensar en como lograrlo'' Y se dispuso a seguir con su trabajo.

-Curioso la demonio parece haberme sentido un momento parece no tiene malos instintos... Quizás verlas sea algo interesante, bueno como sea veré como podre investigarlas mas de cerca jijiji-Dice antes de desaparecer entre las sombras en unos de sus portales con intenciones desconocidas.

La joven bruja finalmente terminó su dibujo de un conejito y lo entregó a la profesora unos minutos antes de que volviera a sonar el timbre, este anunciaba el receso. Mari de nuevo tomó sus cosas y salió del aula.

Caminó distraídamente por el pasillo, sin querer acercarse a ninguno de los grupos de chicos y chicas que animadamente se saludaban y conversaban entre risas. No se sentía parte de ninguno.

Una ves que termino, miro a la bruja que se encontraba a unos metros, estaba igual de sola que ella, y seguramente se sentían igual de solas en esos momentos.

Se levanto y entrego el dibujo de una rosa que vio cuando era niña en el Círculo de la Lujuria. Una rosa llena de espinas y de pétalos morados con los pétalos del centro de un profundo rojo.

Salio cuando tocaron el timbre, tomo sus cosas sin mucha prisa y se alegro de algo, esa extraña sensación había desaparecido, pero a la ves le perturbaba. Miro a la gente hablarse animosamente, mientras ella con una mirada arrogante paso a su lado en busca de hacer algo, miro a la bruja y pensó en hablarle, pero no tenía ideas de como hacerlo... Sería para la otra.

Mientras tanto lejos de esa escuela se encontraba el hombre hablando con un hombre encapuchado.

-¿Tienes lo que te pedí?- Pregunta el hombre de cabellos violetas al encapuchado con su sonrisa que esconde sus pensamientos.

-Así es aunque me parece raro me pidas algo así, aunque claro de ti todo es raro-Dice el encapuchado entregándole un colgante que parece ser de naturaleza mágica-Mientras lo lleves podrás aparentar ser mas joven-Termino diciendo el encapuchado para irse.

-Perfecto esto me será útil ahora a mover unos hilos jijiji-Dijo desapareciendo en uno de sus portales con su misterio siempre presente.

Se puso en contra de una pared intentando calmarse, seguía pensando que pudo ser esa extraña sensación que sintió hace momentos atrás y en como acercarse a esa bruja que le llamaba tanto la atención.

Miraba a todos esas grupos de chicos hablar entre ellos riendo y fluyendo entre ellos, cosa que ella no tenía, tampoco le interesaba mucho hablar con humanos como ellos... Seguro terminarían muertos en cuanto la hicieran enojar.

Algo la altero levemente, sintió su celular sonar con la música de Going Under-Evanescence, lo tomo de inmediato y vio un mensaje de uno de sus nuevos clientes. Quería que eliminara del mapa a su hermano mayor, después de clases se encargaría de eso.

-Los humanos y los demonios no se diferencian mucho entre si, ambos odian a sus familiares a muerte.-Pensó, para luego guardar inmediatamente su celular, nadie podía ver tales mensajes y si lo hacían terminarían entre las garras de una bestia...

Entonces de la puerta de la escuela entro un chico de apariencia de 15 años, cabello y ojos violetas, con camiseta negra con colmillos enormes de serpiente en ellos con gotas de veneno, y detalles en violeta en la camiseta y pantalones jean negros.
Con sonrisa despreocupada fue paseando por la escuela y dirigiéndose a la sala del director mientras veía alrededor y pudo ver disimuladamente a la bruja y demonio que llamaron su atención sin llamar la atención mientras caminaba.
Luego de unos momentos llega a la oficina del director.

-¿Puedo ayudarlo en algo joven?-Dijo el hombre de traje tranquilamente sacando su atención de los papeles que estaba revisando.

-Si, soy el nuevo estudiante de intercambio de Italia-Respondió con tranquilidad con una sonrisa despreocupada.

-¿Estudiante de intercambio? No se me dijo nada de eso-Dijo extrañado el director.

-Puede haya habido problemas con el aviso, es que fue... imprevisto este traslado debe saber como son estas cosas-Respondió calmadamente encogiéndose de hombros-Quizás si revisa en su computadora las cosas vera se salteo algo.

-Aunque digas eso yo...-Fue diciendo el director revisando su computadora hasta dar una ligera cara de sorpresa-Que extraño juraría... No importa parece las cosas están en orden puede asistir a la próxima clase ten-Anota unas cosas en un papel entregándoselo para que asista a su clase para que luego se valla de la oficina.

Mari únicamente decidió caminar por los pasillos sin un rumbo fijo, con su reproductor de música y simplemente imaginando alguna historia con la canción que escuchara. Sentía algo extraño, pero no sabía bien qué era. Bueno, quizás era aquella sensación un tanto hormigueante que normalmente aparece cuando cambiaba de escuela.

Fuere como fuere, no debía darle importancia. Ya se adaptaría rápidamente al lugar. Además, no era alguien que causara revuelo, por lo tanto seguro la gran mayoría de sus compañeros la ignorarían. Eso le agradaba en cierta manera, no porque no le gustara hacer amigos, sino porque le costaría mucho más adaptarse a convivir con alguien.

El timbre sonó, le pareció que el tiempo prácticamente voló. Suspiró, tenía que ir a la siguiente clase. Al menos, para ella, Lengua no era una materia compleja...

Se sentía rara, algo no estaba bien otra vez... Esa sensación, ¿otra presencia sobrenatural? Pero no se sentía como las otras, tenía algo diferente y no sabía que era, decidió no darle importancia.

Cuando sonó el timbre supo que el tiempo paso muy rápido y aun sentía esa sensación extraña en su estomago. Tomo sus cosas y se dirigió a la próxima clase, la que más odiaba de todas, ya se estaba imaginando a un maestro o maestra aburrido y sin vida social.

Entro al salón sin muchas ganas, y aun sentía esa presencia, pero ahora la sentía aun más cercana, ¿que era? Bueno ahora solo podía poner atención a lo que le enseñarían en esas horas.

Escuchando el timbre fue a su clase asignada sonriendo despreocupadamente, entro al salón llamando algo la atención por sus cabellos y ojos violetas inusuales aunque sin prestarle atención a eso yendo hasta el profesor y entregando la nota y este diciéndole se presentara.

-Mucho gusto me llamo Xenos Lix, soy estudiante de intercambio de Italia-Dijo tranquilamente yendo a un asiento cercano a la bruja y demonio que llamaron su atención, mientras oía comentarios como que es un rebelde que se tiñe el cabello para parecer genial y otras tonterías así a las que no les prestaba atención en lo mas mínimo aun con su sonrisa imborrable aunque ahora con aspecto tranquilo en lugar del inquietante.

De la nada entro un chico, escuchaba los comentarios prejuiciosos de la gente como lo hicieron con ella. No le importo la gente, pero lo quedo viendo un rato con una mirada fría, el no era normal se notaba con tan solo verlo, ¿el era el que la estaba perturbando con su presencia?

-Claro, a el no lo mandan a cambiarse-Dijo en voz baja para si misma, lo observo un poco más y miro su cuaderno, pensando en la extraña presencia de ese chico.

La castaña se sintió un poco nerviosa, aquella chica que parecía tener algo que no lograba identificar estaba justo a su lado y justo al otro estaba este otro chico. No sabía si era su cabello inusual o su sonrisa inquietante, pero algo le asustaba de él. No estaba segura si quería saber el por qué, sólo de inmediato lo percibió como alguien que preferiblemente debería evitar.

Trató de mantenerse concentrada en la clase, aunque tenía la mala costumbre de perder la concentración demasiado rápido. Bueno, son sólo apuntes... no mires la mosca... no mires la mosca... genial, la concentración de la castaña se perdió finalmente en el pequeño insecto alado.