El Cuervo Blanco.

Sonríe viendo la escena ahora siendo un espectador yendo con V que se nota muy entretenida con esa daga.

-Valla si que sabes armar todo un show con esa daga como el premio - Le dice a V estando junto a ella ahora ambos siendo espectadores de la pelea que se aproxima entre los hermanos Kageshi.

---Vaya, vaya, vaya. ¿Qué hay aquí, una reunión, eh?

Como si no fuese suficiente, cierto chico de cabellos negros y ojos rojizos apareció en escena.

-Parece que este espectáculo tendrá buenos espectadores, estoy ansiosa de saber si es bueno o no, uno no gasta su energía para llegar si no va a ser bueno-Dijo, aun jugando con la daga.-Xenos, que bueno que saliste de esa pose, ya iba a sacarle foto y subirla a una pagina de citas homosexuales-Dije sonriendo

- Interesante idea... Me pregunto como se vería una foto tuya en tu vestido corto de ahora en una pagina de los mas buscados del mundo - Dice entre ligeras risas como podría hacer eso.

-Mi vestido no es tan corto, considerando mi estatura es normal, caballero pasado de moda. Y dudo que termine en esos sitios-Dijo con una sonrisa, aunque por dentro le molesto un poco.

Bael logró ver su debilidad... ¡el cuervo!

Fácilmente, podía matarlo y dejar a Seere sin poder... pero, ¿qué era esa sensación que le obligaba a no hacerlo? ¿Acaso, sabía que era su culpa que Seere fuese así?

Sonríe viendo que aunque lo finge le molesto un poco el comentario a V.

-Bueno quizás digas es pasado de moda pero yo digo se ve clásico mi traje y a mi gusto personalmente - Dice sonriente pareciendo despreocupado aunque prestándole atención a lo que sucede en la pelea y analizando a ambos hermanos Kageshi.

Finalmente, después de que el hechizo acabara y se recuperara de ese "Deja vú", fue junto a Xenos.

- Como se nota que subestiman la situación.

Luego de unos instantes, notó al tipo de los tentáculos, inmediatamente, cubrió la marca con su cabello.

-Estar relajados observando sin temor a consecuencias no es subestimar, se que esto puede ser muy bueno y peligroso no por eso tengo que estar amargada como usted-Dije sonriendo, poniendo atención a la pelea.

- No me llames "usted", que tampoco me veo tan vieja.

--- ¿Qué te pasa, Bael? ¿Acaso no estás tomándome en serio? ---dijo antes de dar un certero golpe a Bael con un hechizo, y el hombre terminó escupiendo algo de sangre.

Sabía que no, no podía sentir debilidad por su hermano. ¡Pero carajo, la culpa le pesa tanto que le impide pelear!

-Vamos, vamos ya cálmense - Apaciguando la pelea de gatas - Y no hay problemas con tomar las cosas con calma, ¿Todo se resolvería agregando preocupación? ¿Obtendríamos algún beneficio preocupándonos? ¿Salvaríamos a los dinosaurios de la extinción preocupándonos? No, así que no veo por que preocuparnos cuando no obtendremos nada de ellos - Dice tranquilamente sonriendo encogiéndose de hombros.

- No digo que se preocupen, solo digo que "en una fiesta, hasta el que mira recibe su pieza de pastel".

Bael se distrajo un poco, como dudando si atacar a su hermano o simplemente no hacer nada. Mientras tanto, Seere trató de acercarse. Tampoco es como si Bael pudiese hacer mucho con el toque de queda, así que fue fácil acercarse con otra daga escondida entre sus ropas y enterrarla lo más profundo que pudo en su estómago.

- Auch, pobre Bael

-Valla la pelea ya esta llegando a su clímax - Dijo despreocupadamente mientras... ¿Bebía un refresco? De donde lo saco un misterio.

-¿Un refresco? ¿De donde sacaste ese mísero refresco? ¿Por que no me ofreces?- Dijo en broma, por primera vez. Parece haber algo de confianza.

Bael llevó una mano a su herida sangrante, tratando de parar el flujo del líquido vital. Su expresión era de dolor, mucho dolor. Mari, preocupada, corrió hacia su padre. ¡Por Dios, estaba ahí con una herida mortal en el estómago! No podría dejarlo así, por más ganas que tuviese de correr lejos del lugar sin mirar atrás.

Seere sonrió, y colocó la hoja de la daga en la poción. El último ingrediente había sido agregado.

- Bueno, como diría Senos, -Por burlarse de Xenos- Parece que el juego acabo para Bael.

Seere sonrió y arrojó la poción al suelo, rompiéndose la botella de frágil cristal que contenía el mágico líquido. Se veía aquel brebaje recorriendo el suelo, formando un charco de forma irregular. Olía a azufre y a mercurio, a cadáveres y a sangre, a desesperación y a tristeza, a Satanás y a Belial, a Infierno, a maldad...

Bael sintió que algo dentro de sí no estaba bien. Era como si algo que había estado en perfecto orden, inquebrantable, silencioso y funcional durante muchos años repentinamente se hubiese roto. Como un castillo imponente que se derrumbara.

Mari se sintió mal, tratando de cerrar la herida de Bael. Como si el olor de la sangre de su padre o la poción la hubiesen mareado. No sabía qué sucedía, pero sentía algo muy similar a lo que su progenitor sentía. Pero era algo mucho más grande, era no sólo algo que le afectaba a ella. Quizás era algo que afectaría muchísimo más de lo que pensaba al mundo entero, incluso.

Seere no pudo contenerlo más y estalló en una horrible carcajada, y la realidad comenzó a distorsionarse. La poción había funcionado perfectamente, todo iba a cambiar. Todo iba a ser diferente, finalmente... todo sería tal cual él lo hubiese querido, tal cual el verdadero Bael lo hubiese querido...