La posible mudanza

---Bueno, dejé a Mari sola en casa. Me iré ---se despidió antes de ir a casa. Se metió a su automóvil, lo encendió y recorrió un camino relativamente corto hasta llegar a su residencia.

Curiosa escena... Un brujo de familia poderosa de brujos oscuros realmente preocupado por su hija, básicamente va en contra de sus raíces - Dice comenzando a irse - Los humanos si que son curiosos y divertidos - Dijo terminando yéndose por un portal.

Bael se sentía muy nervioso, el sólo pensar en Seere era algo que no podía soportar sin sentir ese nudo en la garganta, ese sabor seco en la boca y una extraña sensación de ser observado.

Y será así hasta que no vuelvas a ser lo que eras antes...

Frenó en seco.

Estaba aburrida, y fue a la casa de Mari, por alguna razón se sentía algo sola y quería compañía además la chica le hacía reír. Toco la puerta y espero la respuesta de la chica, o de alguien dentro de la residencia.

-Vaya que se demora-pensó para si misma.

Mari, por su parte, estaba bien dormida.

Mientras se iba pasando por la ciudad iba viendo si encontraba algo que lo entretuviera.

-Pff, creo que será otro día, me gustaría jugarle una broma, pero estoy cansada.-Se fue a casa, aburrida de no poder haber hecho nada divertido, ni peleas ni juegos, que día más malo.

--- ¡YA DÉJAME EN PAZ! ---Gritó con desesperación. Bael continuó su camino pero... sentía como si... lo estuvieran siguiendo.

-Ah, que aburrido, debí quedarme a pelear con esa perra, bueno espero que mañana sea un buen día- Se va a su casa a descansar.

Pasando por la ciudad viendo si ahí algo de su interés mientras regresa al hotel donde se aloja y pasa cerca por donde se encuentra V a ver si con ella sucede algo que lo entretenga.

-¿Xenos?-Cuando lo vio a lo lejos pensó si hablarle, pero no sabia, estaba cansada, pero quería divertirse un poco.

Nota se dio cuenta de su presencia y va con ella.

-Hola valla casualidad verte por aquí - Dice con su sonrisa imborrable.

-Dijo lo mismo ¿vives por aquí?-pregunta curiosa, no estaría de más jugarle una broma en el futuro a ese demonio.

Momentáneamente me hospedo en un hotel aunque como no me gusta me molesten alquile todo un piso - Dice de lo mas tranquilo y sonriendo como siempre encogiéndose de hombros.

-Se ve que tienes dinero, eso me gusta, me gustaría ir a joder a la gente, pero no hay nadie a estas horas-Con un tono de amargura, aunque tierna.

Bueno supongo nos divertiremos mas con la bruja asustadiza mañana parece al final no se muda jijiji - Dice comenzando a irse riendo ligeramente con su típica risa escalofriante.

Sonrió al escuchar eso, la bruja no se iría y así podría divertirse en la ciudad por un tiempo más antes de irse en unos meses.

-Bueno, creo que mañana nos vemos-Grita al verlo alejarse y decide irse a su casa a descansar y esperar por un buen día.

Decide irse a dormir y esperar al próximo día.

Bael llegó a casa y se fue de inmediato a su habitación, casi corriendo y lo primero que hizo fue encender la luz. Esta noche, seguro no dormiría... habría muchos terrores nocturnos.

Al día siguiente, Bael no se sentía bien. Al menos, era sábado y no iría a trabajar. Sin embargo se sentía cansado, pero no podría dormir. Sus leves ojeras provocadas por el paso del tiempo lucían mucho más marcadas que nunca, y sus movimientos lucían lentos y torpes. Mari lo notó, seguro había tenido algo de insomnio. No era raro en su padre, a veces le ocurría eso. No sabía por qué, pero así era. Bueno, sabía que su padre por más que lo intentara no dormiría.

El de cabellos canos, por su parte, pensó en irse a algún lugar ajetreado y lleno de personas. Ya era la hora del desayuno, así que un restaurante sería una buena excusa para irse a un lugar público. Sabía que él no podría atacarlo ahí.

---¿Mari, te parece si vamos a algún lado a comer? ---digo, esbozando una cansada sonrisa.

Tomo desayuno sola como de costumbre ya que su madre seguro estaba en su trabajo y su hermana menor estaba durmiendo profundamente.

La fue a mirar un momento, la beso en la frente y la miro con ternura, era la única persona ademas de su madre que no le deseaba un mal, además sería una bruja oscura con la cual podría aliarse en el futuro por lo que mientras ella fuera indefensa la iba a proteger.

Se puso el uniforme y dejo a uno de los sirvientes de su madre cuidando a su hermana para finalmente irse a la escuela.

Mientras tanto el ya se levantaba estando en un hotel que parece no ser de cinco estrellas pero parece ser un buen hotel alto y bastante confortable.
Levantado por una llamada de su celular.

-Mmm... -Levantándose tomando el celular - ¿Si?...Aja... ¿Lo tienes?... Bien iré a recogerlo... Como siempre un placer hacer tratos contigo - Dijo sonriente despertándose listo para irse a quien sabe donde.

Mientras tanto...

-Demonios...- Pensaba la chica de ojos rojos, al notar que el restaurante abría, y los clientes entraban y salían en manadas, haciendo su trabajo más cansado. De por sí ya era tedioso tener que usar esos trajes tan reveladores que le incomodaban.

Todos los días deseaba su muerte, deseaba poder ver esa fecha sobre su cabeza, así como la veía en la de los demás, por desgracia jamas pasó.

Con una sonrisa fingida, atendía los clientes, tan cansada, sintiéndose sola y sin razón de vivir.

Como estaba castigada, tenía que ir a la escuela por unas horas, iría solo a malgastar tiempo, luego de eso iría a su muy ''sano'' trabajo, ya que tenía unas cuantas cabezas que cortar para después.

Una ves que llego, solo se sentó a esperar que el tiempo pasará para ir a divertirse.

Mari entró junto a su padre al primer restaurante que vieron y se sentaron una vez que fue su turno. Bael estaba levemente rojo, pues no se había percatado por su falta de sueño que se trataba de esos restaurantes donde las meseras llevan tan atrevidos trajes.

Mari sólo pensaba "Este viejo pevertido..."

Mientras tanto en un bosque apartado de la ciudad se encontraba el y un hombre encubierto entre las sombras.

-¿Lo tienes? - Pregunto sonriente al hombre que le arrojo una moneda de plata con unos extraños tallados, la cual el agarra - Un placer hacer negocios siempre eres de utilidad, como siempre los créditos fueron transferidos a tu cuenta, arrivederci - Dijo despidiéndose dándole la espalda dándole un ademan con la mano en despedida.